Mi querida tormenta.
Te recuerdo siempre. Suelo pensar que somos suicidas que se mantienen con vida el uno al otro.
Hoy he regresado a Lavapies y como siempre me recibe Agustín Lara, mirando indolente a una España reprimida y llorona, no ha cambiando mucho ahora que lo pienso.
Me llenan tus besos incluso en esta distancia, me llenan tus caricias y esas ganas de abrazarte y tenerte entera. Recorrerte, comer de ese par de pechos dioses pedazos de universo, beber café contigo en una rutina de 6:30am.
Bea mía, déjate de chorradas y clientes, déjate de líos de domingo y alcobas mal pagadas. Déjate de inventarme nombres que no tengo y coje el pincel.
Mándame un par de dibujos con la siguiente carta para que sean mi portada.
Me he puesto renuente y al final aceptaron que yo elija eso.
Te envío mi último texto, te sirve igual que si no lo lees.
Píntame un mar con techo.
Te amo ahora y ahora es todo el tiempo -digo yo con la boca de Aridjis-
Comencé hoy a comprar cosas para ti, un par de pínceles más, unas postales y un vinilo de The Doors y otro de Lara.
Acuérdate de Acapulco, Bertha.
Cuéntame de ti en la siguiente que siempre me quedo angustiado. Desnúdate para leerme.
F.