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Letras,

Pinos

Las relaciones humanas son tan extrañas y predecibles, vera usted.Un hombre mira a una chica en el autobús, se hace el despistado e intenta adivinar los letreros de la derecha, la dirección en la que la que la mujer, una chica bien parecida con un par de tetas prominentes se encuentra. El hombre, delgado, cabeza rapada y valorablemente adecuado la mira. Ella acaricia su cabello. Encinta sus mechones y deja ver los pechos que con el movimiento del bus bailan en una cadencia deseosa de encuentro. Él, mira al horizonte, sus ojos intentan caer en una profundidad irremplazable pero fallida. Ella ve que la ve, él ve que ella lo ve. Él  toca el pantalón buscando el móvil y deja ver un miembro cuasi erecto, ella se abanica la playera y un borde del sujetador rosado sale. Él imagina los pezones erectos, el numero telefónico y hasta un encuentro sexual. Ella espera la parda de la siguiente estación, tambien le mira el rostro. Ambos ven la hora y como si se tratara de un paso redoblado esperan que un salto los junte.

Ella se levanta, toca el timbre y baja en la estación SanJuan. Él capta una nueva chica y regresa al imaginario de casuales para terminar en la Tacuba y caminar hacia casa para la paja de la noche.

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Letras,

Carta 12

Mi querida tormenta.

Te recuerdo siempre. Suelo pensar que somos suicidas que se mantienen con vida el uno al otro.

Hoy he regresado a Lavapies y como siempre me recibe Agustín Lara, mirando indolente a una España reprimida y llorona, no ha cambiando mucho ahora que lo pienso.

Me llenan tus besos incluso en esta distancia, me llenan tus caricias y esas ganas de abrazarte y tenerte entera. Recorrerte, comer de ese par de pechos dioses pedazos de universo, beber café contigo en una rutina de 6:30am.

Bea mía, déjate de chorradas y clientes, déjate de líos de domingo y alcobas mal pagadas. Déjate de inventarme nombres que no tengo y coje el pincel.

Mándame un par de dibujos con la siguiente carta para que sean mi portada.

Me he puesto renuente y al final aceptaron que yo elija eso.

Te envío mi último texto, te sirve igual que si no lo lees.

Píntame un mar con techo.

Te amo ahora y ahora es todo el tiempo -digo yo con la boca de Aridjis-

Comencé hoy a comprar cosas para ti, un par de pínceles más, unas postales y un vinilo de The Doors y otro de Lara.

Acuérdate de Acapulco, Bertha.

Cuéntame de ti en la siguiente que siempre me quedo angustiado. Desnúdate para leerme.

F.

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Letras,

Las notas de la vera

No te sorprenda entonces que un día sin razón ni consuelo comience a llamarte amor o que prepare el desayuno que más te gusta o que quizás sintonice esa estación antigua donde tocan siempre a Chuck Berry o quizás -no prometo nada- la tararee yo para ti.

 

No te sorprenda que tus palabras me opriman y me desarme. Me quede callado así tan tuyo como en un principio en el que no éramos y no sabía que existías.

 

No te sorprenda que te encuentre aletas y que  hipnotizado por tu voz salte del barco. Queme las naves y esos lugares comunes y enfermos que ni siquiera han devenido.

 

No te sorprenda que te diga amor una tarde y me preñe de tus deseos, que ensaye olas en tu pelo y de pronto naufrague en un mar de alientos.

 

Que de pronto la noche inconmensurable nos cobije. Que con el tiempo me quede prendido, tan muriendo, tan en el lunar ardiente comisario  de ese desierto rostro tuyo. No te sorprenda y monte como siempre una escena aclimatada en tus caderas y recorra pues las cimas de dunas ya encarnecidas. Que te desee de pronto sin sentido un lunes temprano, que me recorran las ganas de tocar tu mano a la otra orilla y nos vayamos jalando entre cuerdas, recordando, re-alisando. Que me conozca tu número de móvil y tu email de memoria y me parezca más prudente enviarte palomas con el mismo mensaje.

 

No te sorprenda que te amé de pronto y prometa infames destinos de futuros revueltos.

Que te busque en latas de refrescos desahuciados en la nevera. Que ya no sea poeta y mejor cocinero o caminante simplemente y que eso nos baste para seguir sin sorprendernos.

 

No te sorprenda ni te acostumbres vida a esa lejanía, en la que solo suena el silencio del paso, del río y su bravura.

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Letras,

Interlude 15

De momento me parece más interesante saber que eres común, vaya, quiero decir que existes en la tierra, que somos coterráneos, que tus labios danzan y que tus ojos son custodiados por lunares, que tu cabello sigue como todo las leyes de la física y que poco a poco nos alejamos de atmósferas fortuitas o entramos digo, a otros espacios en donde no nos conocemos, en donde ninguno, ni tu ni yo hemos estado.

 

De momento me vas encantando casual con tu música y tus futuros y tus viajes en el tiempo.

Yo mas valiente soy que vengo del pasado.

 

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Letras,

Se busca esposa para diciembre

A veces imagino como vas follando a esas guarras orquesteras, tu pecho casi lampiño agolpado en los senos de una mujer recién conocida, un trapecio único desfundándose en tres pistas, un abismo y luego tu semen recorriendo su vientre o si bien te va su boca como una carretera estridente, cálcica y una saliva que luego te come los morros. Imagino tu blandeza impostergable tu mano en el codo, en el rostro o en algún resquicio que ya tocaste tres veces. Su coño como el de todas al que recitarás poesía que siempre surte efecto.

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Letras,

Soneto para cocodrilos

Hubiese escrito alejandrinos o contradanzas, pero en el último divorcio los perdí todos, así que intento parecer poeta serio y fabricar con retazos de tu vida sonetos de luna que hablen de tu piel blanca o cabello lacio, recto como el camino inacabado del encuentro me imagino nos debemos.

Busco en reflejos de máquinas las diferencias existencialistas de tu estridentismo, mientras me consume un humo improvisado para olerte, en el caso siniestro que fumes decidas un día incendiar mi casa.

Te veo de fuego latente, madre fuente y percibo pues como si se tratara de describirte esa pasión inacabada como tus fluidos que recorren tu nariz. Imagino por momentos el sonido. Tu sonido. Y me echo pues a volar creyendo en tu infinito, en tu sexo, en tus lunares escapados que habrás de tener y que no cuento por miedo a que me falle la matemática corporal.

Se cierra entonces tu parpado derecho y me entrevés y te entreveo y nos entrecomemos en textos accidentados, como este o como muchos otros que no logro escribir aún, y que seguramente serán porras de trenes o silbatos acocodrilados.

Te veo recostada e imagino la pasividad de tu cama en el momento preciso en que el coito se ha extinto. Te veo recostada y me convierto en Aridjis para hacer poesía de tu desnudez, imaginaria pues, pero desnuda con la taza de café negro, caliente y amargo por sorbos absorbida por tus labios rocinantes, un agua caliente que recorre tu garganta enfriándote desde dentro.

Intento adivinar para escribirte un soneto, la pieza del lenguaje más valiente que sorprenda y que no esté empeñada fauces desgarradas.

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Letras,

Olisqueo

Te acompañaba como un can, con un silencio perpetuo pero a tu lado, siempre a tu lado, olisqueando en tus necesidades de futuro todo eso que mejor no decías y que yo, por mi naturaleza no entendía.

Te acompañaba eterno, respirando en jadeos un aire que nos entraba reflexivo, o eso decías que era.

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Letras,

Arenales

Isabel despierta agobiada por el revuelco de las olas, soñó de nuevo con el mar y se toca  la entre pierna para ver que no tiene arena en los calzones. Entre cierra los ojos y paladea el sabor a sal en su boca. No sabe a ciencia cierta si está despierta. Da vuelta, se acomoda y cierra los ojos una vez más.

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Letras,

Cancioncita funesta

No quiero que me entiendas porqué lo hice

tampoco pido que me escribas una canción de amor

ni siquiera que podes todas la raíces

de ese mas allá donde estabas vos.

 

no pido que te vuelvas en el tren ligero

mucho menos que dejes de follar

para mi esos luceros se los comió el antaño

en tu diccionario ya no se ni sumar.

 

no pido que te vistas con traje de luces

para mi estas fundida

como verso que rente.

no pido que me quieras con tu telón de hierro

para  mi esa guerrilla,

ya la deserté.

 

No pido otra cosa más que tu olvido,

no pido mucho más de lo que ya te di.

no pido talonarios ni acuses de recibo

no pido que seas más que una gema o un rubí

de esos que se ponen en aparador de fierro

no pido que me des otro castigo

al fin que con tu amor eso tuve yo.

 

No pido que me ames con tu telón de hierro

no pido que me claves en tu pizarrón de anhelo.

 

No pido ni siquiera que te acuerdes quien soy.